En Sueldos Públicos te informamos en multitud de ocasiones del gasto que supone contratar asesores en las instituciones públicas. Son esos puestos de confianza, de libre designación, que le descargan de trabajo al político de turno. En definitiva, le hacen la vida más fácil siempre y cuando sean diligentes, discretos, leales y capaces. Con todo, hasta ahora, los partidos han usado esta figura para colocar a amiguetes o familiares casi analfabetos que no consiguieron entrar en las listas electorales o no salieron elegidos en las urnas. Un despropósito. Y a todo esto, ¿qué es un asesor? Según la Real Academia Española, es la persona que asiste, que ayuda, que da consejo o ilustra.

Pues bien, en la vida real, ya seas empleado por cuenta ajena, empresario o autónomo, durante varias ocasiones a lo largo de un año fiscal nos surgen dudas, también a los políticos, relacionadas con nuestro patrimonio, cambios en las nóminas, la liquidación del IVA, el alta como autónomo o la Seguridad Social de tus empleados. También puedes disentir de lo que te toca pagar en la declaración de la renta o el borrador que te envía la Agencia Tributaria. ¿A quién recurres cuando tienes que resolver estos asuntos? Es posible que acudas a un familiar que sabe de números o de leyes, pero si las consultas son constantes lo mejor es que acudas a un profesional. Y elígelo bien porque de su experiencia y buen hacer puede depende la salud de tu economía, las cuentas de la empresa y el futuro de tus hijos.

La responsable de la Asesoría Botet, Mamen Calatrava, afirma que un trabajo bien hecho de un asesor fiscal debe “ofrecer una garantía para maximizar tus beneficios y reducir la tributación de tus ingresos mediante una optimizada interpretación de la normativa fiscal vigente”. Además, el asesor laboral debe “ofrecer sus propios conocimientos para adaptarla plantilla de trabajadores a la necesidades reales de la empresa”. Por último, señala Calatrava, el asesor contable se encargará de “gestionar de manera eficiente los recursos para que las cuentas de la compañía sean un reflejo de la realidad y evitar sorpresas desagradables como desfalcos, alzamiento de bienes o decisiones erráticas que pongan en peligro la viabilidad económica de la empresa”.

La relación entre el asesor y el cliente se basa en la confianza. Como todo en esta vida. Sí, pero en este caso con más razón todavía porque el cliente que acude a una asesoría va cargado con un montón de papeles, facturas o contratos y solo pide que se lo resuelvas lo antes posible y de la mejor manera. Es muy habitual que el gestor vaya detrás de los autónomos al final de cada trimestre para recordar que debe entregarle todas las facturas para liquidar el IVA o que le recuerde al empresario que sin firma digital no puede hacer tal trámite para dar de alta a un nuevo empleado. Y ¿qué me dices de las subvenciones, ayudas, bonificaciones o descuentos? Los asesores se lo saben todo o casi todo y deben estar al día para ayudarte con estas gestiones.

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