El panorama político vasco está centrado ahora en las elecciones de la comunidad autónoma del próximo año, todavía sin fecha exacta propuesta por el actual lehendakari, Iñigo Urkullu, que, además, dejará el puesto. Esta cita electoral también trae más novedades por los cambios de candidatos en los diferentes partidos que concurren a ellas. Sin duda, se está dando un relevo generacional con caras nuevas, a falta de conocer los perfiles de Unidas Podemos y Sumar.

El Partido Popular con Javier de Andrés, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) con Imanol Padrales y, en las últimas horas, EH Bildu han presentado el nombre y rostro de quienes serán sus cabezas de lista para tratar de hacerse con el poder en Euskadi o, al menos, cierta representación o apoyo del electorado. En esta última formación, Arnaldo Otegi se ha apartado de la carrera electoral, aunque seguirá en la dirección orgánica, de la que cobró en 39.194 euros brutos en 2019. En las anteriores elecciones, la candidata fue Maddalen Iriarte.

De esta forma, Pello Otxandiano es el elegido por la mesa política de Bildu, aunque la militancia tiene pendiente su aprobación, del que el líder del partido ha destacado su “pasión por cambiar las cosas y el alma por recuperar para este país el escenario que necesita y quiere. Es el mejor resumen: solvencia, seguridad, rigor, alma y pasión”. Mientras, su lema elegido para los comicios es “Somos futuro”.

Su nombre no entraba en ninguna quiniela, probablemente, porque no es una cara conocida en la vida política pública. Su único cargo institucional ha sido como concejal del Ayuntamiento vizcaíno de Otxandio entre 2011 y 2015. Es un pueblo de unos 1.300 vecinos que sigue gobernado por la izquierda abertzale. Durante los últimos años, la dedicación de Otxandiano se ha centrado en el interior de la dirección de su partido como director de Programa, un cargo en el que ha impulsado propuestas como la Ley de Educación, pero también en materia energética o socioeconómica. En 2019, Ainhoa Beloa ocupaba su puesto por lo que percibió, durante todo el año, una cantidad de 34.016 euros, según lo publicado por el partido y recogido en este digital. Actualmente, no aparece nada datos actualizados sobre este asunto en la página web de la coalición.

¿A qué opta ahora?

Con su candidatura, Otxandiano tiene la posibilidad de acceder al Gobierno vasco para la próxima legislatura. En las celebradas en julio de 2020, EH Bildu fue la segunda fuerza más votada en la comunidad autónoma con un 27’86%, 21 escaños y casi 250.000 votos.

Si cuenta con el apoyo suficiente y mayoritario para convertirse en lehendakari, obtendrá un sueldo público de unos 111.636 euros anuales. Una cantidad que está cobrando Urkullu durante este 2023, aunque no está todavía en las tablas salariales del Portal de Transparencia del Ejecutivo autonómico. Es de los únicos tres presidentes regionales que supera los 100.000 euros de retribución, junto con Isabel Díaz Ayuso y Pere Aragonés.

Por el contrario, con otro escenario demoscópico tras el domingo electoral, los ingresos cambian. Así, en caso de entrar en el Ejecutivo, pero en un gobierno de coalición siendo la segunda fuerza ingresaría unos 102.000 euros como vicelehendakari. (Si fuera consejero, estaría en la barrera de los 97.000 euros al año).

En cambio, si solo lograra quedarse en la oposición sería diputado, en su caso portavoz del grupo parlamentario y tendrá una asignación de 6.554 euros al mes, según las remuneraciones adoptadas por el Parlamento Vasco en 2023. No obstante, Otxandiano tendría que cumplir con los compromisos de su formación y donar un porcentaje de su sueldo.

Cuatro años de cargo institucional

Pello Otxandiano Kanpo nació en Oxtandio (Bizkaia) en 1983. Es doctor en Ingeniería de Telecomunicaciones, algo de lo que el mismo Otegi ha presumido “porque esto impone mucho”. 

Según la reseña biográfica facilitada en el comunicado de EH Bildu, “un entorno familiar y social muy comprometido políticamente con el proceso de construcción nacional y social de Euskal Herria marcó su pensamiento político desde muy joven”. A principios de la década de 2010 se incorpora a las labores de dirección en la izquierda independentista, en un período en el que también fue concejal en su pueblo natal, sus únicos cuatro años cobrando sueldos públicos en política. Sus tareas orgánicas se han alargado hasta la actualidad.

La formación también incide en que su pasión sería conjugar su formación tecnológica con la vocación política y así, trabajar en la aplicación de tecnologías disruptivas como la Inteligencia Artificial o el Blockchain en políticas públicas que empujen procesos de transformación social y económica.