El recién estrenado uso de las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados ha traído cola y no solo por el coste que suponen los traductores y pinganillos, sino por las discrepancias entre los partidos, algo que ya se veía venir. Primero, el Partido Popular se mostró contrario al uso de ellas, pero después, su diputado, Borja Sémper, utilizó el euskera en algunas partes de su discurso en el Pleno de este martes.

En un intento de demostrar que las lenguas no son propias de los nacionalistas, el 'popular’ ha provocado que Vox abandonara, de nuevo, sus asientos en el Hemiciclo y algunos signos de reticencia en su propia formación. Precisamente, tras el debate, la Cámara Baja ha aprobado la tramitación de la reforma del Reglamento para permitir el uso de las lenguas cooficiales no sólo en las intervenciones parlamentarias sino también en la presentación de iniciativas.

Un día antes de que en el Congreso empezara a hablarse catalán, gallego o euskera, Sémper dijo que no haría el “canelo” y emplearían el castellano como lengua vehicular en el hemiciclo. Sin embargo, su defensa a la no instauración de los pinganillos en la institución fue utilizando la lengua vasca, un idioma que domina ya que nació en Euskadi. La jugada no le salió bien, aunque el PP quiso restarle importancia.

Es su primera legislatura como diputado nacional ingresa la asignación constitucional básica e idéntica para todas sus señorías de 3.126 euros brutos al mes. Esta retribución podría aumentar con la suma de complementos si es designado con un cargo en una Comisión, ya que estas todavía no están constituidas. Por ejemplo, si es presidente percibiría 1.590, si es vicepresidente 1.162 o si fuera nombrado secretario, 775 euros mensuales más. No obstante, lo que ya percibe es la indemnización exenta de tributación por ser electo por Madrid: 14 pagas anuales de 958 euros.

En marzo de este año asumió un cargo orgánico en Génova de ámbito nacional como vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta del Partido Popular, un puesto que está remunerado, pero los conservadores se niegan a publicar las tablas retributivas sobre sus altos cargos. Sí tenemos como referencia, por ejemplo, el caso de Fernando Martínez-Maíllo, ahora senador, pero que en 2017 era diputado y vicesecretario de Organización de los ‘populares’. Según reconoció en su declaración de bienes y rentas, su formación le pagó 35.338 euros por su trabajo como vicesecretario de Organización por casi seis meses y medio en el puesto en ese ejercicio. 

Antes de dar el salto a la política nacional, su último paso fue el Parlamento Vasco, como contamos en este digital, del que ha formado parte hasta en cinco legislaturas. Renunció a este cargo en febrero de 2020 para abandonar la política por “motivos familiares”. Desde 2013, fue portavoz del partido en la institución autonómica. De esta forma, en 2019, el que sería su último año en el puesto, percibía una asignación de 5.998 euros al mes. Un sueldo público que superaba, por poco, el que ingresaba en ese momento el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (82.978 euros. En 2023 son 90.010 euros).

Etapa en la empresa privada

Sémper es licenciado en Derecho por la Universidad del País Vasco y experto en Gestión Pública por el IESE - Universidad de Navarra. Su primera vinculación con el ámbito político fue como afiliado a las Nuevas Generaciones de Guipúzcoa en 1993 cuando tenía 17 años. En ese momento, la sociedad estaba marcada por la presencia del grupo terrorista ETA, que, además intentó asesinarlo, tal y como publicó hace unos años en sus redes sociales. En 1995 se incorporó al Ayuntamiento de Irún, su localidad natal, como concejal, en el que sería su primer cargo público.

Cuatro años después pasó a ser primer teniente de alcalde y así fue repitiendo mandatos, hasta que en 2010 renunció al cargo al ser elegido presidente de su partido en Guipúzcoa. Llegó a presentarse como cabeza de lista para las elecciones generales de 2015, pero nunca consiguió escaño. En 2019 se presentó como candidato a la alcaldía de San Sebastián, aunque solo entró como concejal, uno de los tres que consiguió el PP en la ciudad vasca.

Llevaba 25 años cobrando sueldos públicos en política y en 2020 se pasó al ámbito privado. A partir de ahora, cumplirá más. ¿Qué ha hecho fuera de la vida pública? Según su última declaración de intereses económicos, en estos tres años hasta la actualidad, ha sido director de Relaciones Institucionales de la consultora ‘Ernst & Young’. Además, ha publicado dos libros, un documental, gracias a los que ha realizado conferencias, y también ha sido colaborador de programas de radio. También contribuye a las arcas del partido con su correspondiente cuota de afiliación que reconoce que abona, pero sin indicar la cantidad.

Atendiendo a la declaración de bienes y rentas al tomar posesión como diputado, las retribuciones de Sémper en 2022 fueron de 191.127 euros y pagó 70.861 euros de IRPF. Su única cuenta corriente dispone de un saldo medio a fecha de agosto de 2023 de 15.000 euros. También tiene acciones por valor de 30.000 euros y un plan de pensiones de 6.900.

Como bienes, sólo registra una vivienda familiar en Guipúzcoa, al 50% de propiedad y adquirida en 2006. No hace público el valor de esta, aunque por ella pidió un préstamo de hipoteca de 426.000 y de la que todavía tiene un saldo pendiente de 278.000 euros. Además, hay que recordar que es diputado por la circunscripción de Madrid, pero no registra ningún alojamiento en la ciudad.