Cobros de dietas en el Congreso de los Diputados y Senado pero pocas ayudas a la hostelería
El sector atraviesa una delicada situación económica que contrasta con las prestaciones de los parlamentarios españoles
El cobro de dietas por parte de los diputados del Congreso de los Diputados y Senado, además de otras de similar naturaleza en el resto de parlamentos autonómicos, es un tema que siempre ha estado en el punto de mira. Con las noticias que se desvelaron durante la pandemia de la Covid-19, referentes a la continuidad de estos cobros mientras la actividad política o, al menos, la asistencia al Congreso se encontraba paralizada, el debate sobre su legitimidad se ha ido acalorando todavía más.
Vinculado a este debate muchos han señalado la necesidad de preocuparse por los ingresos también de corte gastronómico del sector de la hostelería, un sector que –por desgracia- lleva un año amenazado y resistiendo al borde de sus fuerzas. En este caso, las medidas- aunque necesarias- parecen haber ido siempre en contra. Vamos a repasar ambos casos.
La historia detrás de las dietas de los diputados durante la pandemia
El valor de estas cifras recibidas por dietas y gastos de desplazamiento ronda los 1.959 euros de indemnización exenta de tributación para los diputados diferentes a la circunscripción de Madrid (14 pagas), un dato que se dio a conocer tras la renuncia que hizo pública el diputado del PSOE Odón Elorza durante el confinamiento que atravesó todo el país en abril de 2020. El resto de diputados, los de Madrid, 935 euros. Además, según el régimen económico de sus señorías, tienen derecho a percibir 120 euros diarios de dieta para gastos en territorio nacional y 150 euros en el extranjero.
Imagen cortesía de My Little Kitchen.
Mientras la situación de pandemia avanzaba, algunas agrupaciones políticas, como el Partido Regionalista Cántabro y el Foro de Asturias en el Congreso, ya sugirieron el desvío de estos pagos hacia otras fuentes destinadas a sufragar gastos originados por la propia pandemia. Pero la realidad fue otra bien distinta.
Por un lado, pocos diputados renunciaron a cobrar sus dietas. Si se profundiza en la cuestión, los datos revelan que tan solo diputados de Bildu, JxCat, la Cup y Compromís pidieron que se les retirara ese pago durante el mes de abril. El grupo político Podemos por su parte, ofreció un recorte del 50% en el sueldo de sus diputados, pero la respuesta de las Cortes, en ambos casos, fue negativa. Todas estas propuestas fueron rechazadas junto con la petición individual de Elorza.
Por otro lado, más allá de las decisiones morales de cada uno, las actividades gastronómicas del Congreso siguieron su curso y se llegaron a cerrar distintos contratos con empresas de catering por un valor de 11.200 euros al mes, según El Confidencial, durante unos meses en los que la ocupación de las Cortes se redujo a un 10% de diputados por partido.
La situación de la hostelería en España antes y durante la pandemia
Esta historia la conocemos mejor. Además de las empresas que siguieron prestando servicio a domicilio durante la pandemia, incluidas las empresas que sirvieron a las Cortes, la realidad para el resto del sector se ha ido convirtiendo en algo bastante difícil de sostener. Los gestos de resistencia han pasado a gestos supervivencia y, aun así, muchos negocios no lo han conseguido, ni lo van a conseguir. Pero, ¿qué es lo que ha pasado con la hostelería durante estos doce meses de cambios tan drásticos?
Primero, el confinamiento, que fue inevitable y fue para todos. El golpe para la hostería fue certero, la actividad, cuando no era para servir a domicilio y, a veces ni, aun así, estuvo paralizada por completo, a excepción de los bares y restaurantes que se movilizaron para ayudar desinteresadamente a otros afectados por la pandemia.
Luego, las restricciones de aforo. Algo se podría recuperar, pero no siempre era rentable.
Después, las medidas que afectan indirectamente, pero que todas golpean al mismo. El toque de queda, una reducción en la cantidad de horas para acoger clientes. Cierres intermitentes. Cierres perimetrales, caída o reducción de turismo al mínimo. Ayudas insuficientes y una lista interminable de desavenencias que nos llevan a preguntarnos cómo lo han hecho los que todavía siguen ahí.
Las cifras que importan aquí son las que revelan la diferencia. Antes de la pandemia España contaba con más de 180.000 bares y 79.000 restaurantes. En este sentido, el pasado 27 de abril, se celebró una sesión ordinaria de la Comisión de Industria, Comercio y Turismo del Congreso de los Diputados con la comparecencia del presidente de Hostelería de España (CEHE), José Luis Yzuel Sanz, para informar sobre cómo afrontar la recuperación post Covid-19 y el aprovechamiento de los Fondos Europeos en el sector del comercio y el turismo.
Yzuel Sanz afirmó que los empresarios viven una situación “dramática”. Aportó datos e hizo una comparativa con 2019: ese ejercicio se cerró con 320.000 establecimientos de hostelería; 1,7 millones empleos y 129.000 millones de volumen de negocio. En cambio, 85.000 negocios cerraron en 2020, hay 364.000 empleos acogidos a ERTE y se han perdido 900.000 empleos. Asimismo, pidió la prórroga de los ERTE y reconoció que miles de empresas están pensando en “cerrar ordenadamente”.
En suma, dentro de este panorama, la sensación del sector es que unos comen por encima de sus posibilidades o al menos, aspiran a hacerlo, mientras que otros no pueden dar de comer para hacerlo ellos mismos. La época de la vacuna parece estar aportando algo de esperanza a un sector y a una sociedad que, en general, no puede más, sin embargo, habrá que esperar a ver qué ocurre con el transcurso de los meses. Muchos están convencidos de que el verano será una nueva campaña que se podrá salvar, aunque si las ayudas no llegan no se sabe si será suficiente.