La democracia española avanza, aunque de manera lenta, hacia el Gobierno Abierto.
Ya hace mucho
que Don Quijote de la Mancha, mientras cabalgaba a caballo junto a su fiel
servidor Sacho Panza, le comentó aquella mítica frase que decía “Ladran Sancho,
señal que cabalgamos'. Algo muy similar está sucediendo desde hace varios años
en nuestro país cuando hablamos de Gobierno Abierto (open government, en
inglés).
Somos ya muchos
los que debatimos, investigamos, publicamos o compartimos conocimiento en torno
al OGOV. Alientados por los múltiples casos de corrupción, opacidad y
desafección ciudadana los españoles estamos percibiendo al Gobierno Abierto
como antibiótico de la crisis democrática y política española (nada que ver con
la económica).
En los últimos
años se han puesto en marcha en muchas partes del mundo iniciativas y
estrategias de “Gobierno Abierto” orientadas a mejorar la transparencia de los
gobiernos, fomentar la participación de los ciudadanos en el diseño e
implementación de políticas públicas y mejorar la colaboración entre
administraciones y entre éstas, la sociedad civil y el mundo empresarial.
Las políticas
de Gobierno Abierto tienen como objetivo mejorar la calidad de los sistemas
democráticos, mejorando la confianza de los ciudadanos y mejorando la
eficiencia y la eficacia de la acción del gobierno, aprovechando las ventajas
que ofrecen Internet y las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
Es por ello,
como decimos, que el concepto de Open
Government, o Gobierno Abierto, como mecanismo de transparencia y control
de la actividad de los gobiernos, está ocupando un lugar cada vez más destacado
en las agendas y programas de las formaciones políticas, y se presenta como una
herramienta que permite reforzar la confianza en el aparato de gobierno,
fundamental en cualquier sociedad, pero especialmente relevante en el caso de
España donde el último barómetro del CIS refleja que una de las principales
preocupaciones de los españoles es la clase política, sólo por detrás del paro
y de la situación económica.
En
España se han puesto en marcha recientemente algunas estrategias por parte del
Gobierno central relacionadas con la reutilización de información pública
(Proyecto APORTA) y con la transparencia (Proyecto de Ley de Transparencia) y
por parte de algunas Comunidades Autónomas (como el País Vasco y Cataluña) y Entidades
Locales.
En la Facultad
me enseñaron que antes de iniciar cualquier tipo de investigación o proyecto
hemos de diagnosticar donde nos encontramos. Es por ello que con este artículo
pretendo difundir la situación del Gobierno Abierto en España. Para ello me
basaré en el Estudio de la Demanda y uso
de Gobierno Abierto en España 2013
que publicó hace unos meses el ONTSI, organismo
dependiente del Ministerio de Industria, Energía y Turismo.
Durante
algo más de 250 páginas se recogen numerosas gráficas, datos y conclusiones que
nos pueden ayudar mucho a conocer la situación del Gobierno Abierto en nuestro
país. Repasaremos algunas de estas conclusiones dividiéndolas en conclusiones
generales y específicas. Comencemos por las primeras:
Los investigadores del estudio afirman, con
carácter general, que existe una preocupación por la falta de transparencia de
los Gobiernos y las Administraciones Públicas, así como interés en participar
en los asuntos públicos. Datos muy relevantes dado que la transparencia y la
participación son dos de los fundamentos de las políticas de Gobierno Abierto.
Dado que el Gobierno Abierto está
íntimamente ligado a las nuevas tecnologías y a las oportunidades que ofrece
Internet, del estudio se desprende que la elevada confianza y satisfacción que
en general genera el uso las TIC e Internet tiene un efecto positivo sobre el
uso y las demandas de servicios de transparencia y participación. Sin embargo
el estudio destaca que esta exigencia traspasa los límites de lo estrictamente
tecnológico y los ciudadanos consideran que debe satisfacerse más allá de estas
herramientas, con el fin de no excluir a los colectivos menos habituados a su
uso, los afectados por la llamada “brecha digital”.
A pesar del gran interés por disponer de
información completa sobre las actividades del Gobierno y las Administraciones
Públicas que muestran los ciudadanos, se ha detectado una importante barrera
que conviene tener en cuenta a la hora de diseñar y ofrecer servicios de
Gobierno Abierto, que es la desconfianza que muestran los ciudadanos en los
datos o en la información pública que los poderes públicos pueden facilitar.
Esta desconfianza puede traducirse en un menor uso de servicios o proyectos que
se pongan en marcha si los ciudadanos consideran que los organismos públicos no
van a facilitar toda la información de manera objetiva y transparente.
Una vez
examinadas las conclusiones generales existen varias específicas que merece la
pena recoger y analizar, esto es:
VARIBLES SOCIODEMOGRÁFICAS
Y USO DEL GOBIERNO ABIERTO. En este sentido se concluye que las variables con
más impacto en la demanda y uso del Gobierno Abierto son el nivel de ingresos y
el nivel educativo, seguido por la edad. Además también se corrobora que los
hombres mayores de 40 años con estudios superiores e ingresos elevados son los
ciudadanos más interesados en el desarrollo de iniciativas de Gobierno Abierto.
RELACIÓN ENTRE EL
USO DE INTERNET Y LAS REDES SOCIALES, LA ACTIVIDAD POLÍTICA Y LA DEMANDA Y
VALORACION DE ACTUACIONES DEL GOBIERNO ABIERTO. En este sentido se partía de
las hipótesis que los internautas son más activos social y políticamente
(internet-actividad política) y que los internautas, y en particular los
usuarios de redes sociales, son más proclives a utilizar los servicios de
Gobierno Abierto y son más exigentes a la hora de demandar más servicios y de
mayor calidad. (Internet-demanda de Gobierno Abierto). Con referencia a ello se
concluye que, si bien estas hipótesis se confirman (según el perfil socio
demográfico realizado los más interesados en participar son aquellos ciudadanos
a quienes la política interesa mucho (89,4%)), hay que introducir para el caso
español una corrección ligada al actual contexto de crisis política e
institucional en España, que es la relativa a que los internautas y los
usuarios de redes sociales votan menos que el resto de los ciudadanos
españoles, aunque en general se muestran más interesados en la política.
RELACIÓN ENTRE USO
DE LA E-ADMINISTRACIÓN Y SATISFACIÓN CON LOS SERVICIOS PÚBLICOS. En este
epígrafe se extraen las siguientes conclusiones: 1) El nivel de satisfacción
con los servicios públicos digitales es mayor que el de los servicios
tradicionales. 2) Los que utilizan los servicios públicos digitales tienen una
mejor percepción de los servicios públicos en general. 3) Internet es una de
las formas preferidas por los ciudadanos para interactuar con las
Administraciones Públicas.
RELACIÓN ENTRE
CONFIANZA Y GOBIERNO ABIERTO. Las hipótesis contrastadas en este sentido son
varias. En primer lugar se confirma que
los ciudadanos que más confían en las AA.PP. utilizan más los servicios
de e-administración y viceversa. Además el estudio también concluye que los
ciudadanos más satisfechos con los servicios de e-administración confían más en
las AA.PP. Y por último, se puede extraer del estudio que los ciudadanos que
conocen y usan las herramientas de participación y consultan datos públicos
confían más en las instituciones y en los políticos.
Como conclusión final
del informe, podemos decir que en España empieza a surgir una demanda
importante de transparencia y de participación en los asuntos públicos con
perfiles todavía no muy bien definidos, pero que puede concretarse cuando
aparezcan los servicios y proyectos de Gobierno Abierto más alineados con las
inquietudes ciudadanas y siempre que se definan y se establezcan con criterios
objetivos y con los medios técnicos adecuados. Al igual que en la obra de
Cervantes, en España ya se ha comenzado a trabajar en la materia. Tiempo al
tiempo, voluntad política y recursos económicos para poder regenerar el valor y
la importancia de la democracia, tan denostada en los últimos años.